La buena maestra
Acto 1. La Bastante Buena Maestra quiere ser mejor maestra.
Había una vez una Bastante Buena Maestra. Sus estudiantes y sus colegas reconocían que era Bastante Buena Maestra. Humilde como era, sin embargo, también ella sentía que era una Buena Maestra y estaba orgullosa de serlo.
Aun así, como sucede a todos los buenos maestros, ella quería ser una maestra todavía mejor.
Hablaba con sus colegas y ellos le daban muchos consejos útiles (si bien ella sospechaba que algunos de ellos se le abrían por completo).
Hablaba con sus estudiantes, y sus reflexiones con frecuencia eran muy interesantes y estimulaban su pensamiento.
Fue a ver al director de su centro, y éste le dio algún que otro buen consejo.
Leía revistas y libros, se unió a una lista de correo electrónico, visitó páginas web, se apuntó a cursos, asistió a talleres y conferencias y, en suma, buscaba el conocimiento donde quiera que pudiera encontrarlo. Estaba realmente motivada.
Poco a poco, comenzó a ensayar nuevas estrategias y técnicas en su clase. Por ejemplo:
Comenzó a considerar la teoría de las inteligencias múltiples en la planificación de sus lecciones.
Empezó a usar el aprendizaje cooperativo en su clase.
Integró el aprendizaje basado en proyectos en su docencia.
Hasta comenzó a usar un ordenador con proyector en clase.
Algunas veces se sentía abrumada. De hecho, estaba exhausta. No todo funcionaba como ella pretendía. Pero perseveraba, porque quería que sus estudiantes aprendieran lo más posible.
Sin embargo, sentía que faltaba algo. Quería hacer con sus estudiantes cosas que nunca había sido capaz de hacer antes. Cosas que fueran divertidas, cosas excitantes, cosas que los alumnos realmente disfrutaran haciéndolas. Es más, cosas que hicieran que sus estudiantes QUISIERAN aprender.
Pero no sabría decir qué cosas serían esas.
Había una vez una Bastante Buena Maestra. Sus estudiantes y sus colegas reconocían que era Bastante Buena Maestra. Humilde como era, sin embargo, también ella sentía que era una Buena Maestra y estaba orgullosa de serlo.
Aun así, como sucede a todos los buenos maestros, ella quería ser una maestra todavía mejor.
Hablaba con sus colegas y ellos le daban muchos consejos útiles (si bien ella sospechaba que algunos de ellos se le abrían por completo).
Hablaba con sus estudiantes, y sus reflexiones con frecuencia eran muy interesantes y estimulaban su pensamiento.
Fue a ver al director de su centro, y éste le dio algún que otro buen consejo.
Leía revistas y libros, se unió a una lista de correo electrónico, visitó páginas web, se apuntó a cursos, asistió a talleres y conferencias y, en suma, buscaba el conocimiento donde quiera que pudiera encontrarlo. Estaba realmente motivada.
Poco a poco, comenzó a ensayar nuevas estrategias y técnicas en su clase. Por ejemplo:
Comenzó a considerar la teoría de las inteligencias múltiples en la planificación de sus lecciones.
Empezó a usar el aprendizaje cooperativo en su clase.
Integró el aprendizaje basado en proyectos en su docencia.
Hasta comenzó a usar un ordenador con proyector en clase.
Algunas veces se sentía abrumada. De hecho, estaba exhausta. No todo funcionaba como ella pretendía. Pero perseveraba, porque quería que sus estudiantes aprendieran lo más posible.
Sin embargo, sentía que faltaba algo. Quería hacer con sus estudiantes cosas que nunca había sido capaz de hacer antes. Cosas que fueran divertidas, cosas excitantes, cosas que los alumnos realmente disfrutaran haciéndolas. Es más, cosas que hicieran que sus estudiantes QUISIERAN aprender.
Pero no sabría decir qué cosas serían esas.
Acto 2. La Bastante Buena Maestra conoce a Mr. Douguis.
Un día, leyó un artículo en el periódico local acerca de un tal Mr. Dougis, un maestro que estaba obteniendo grandes resultados con sus estudiantes aplicando Internet. Parecía excitante, y se preguntó si acaso no sería eso lo que andaba buscando.
Conocía la escuela donde Mr. Dougis trabajaba, y le dejó un mensaje telefónico. ¿Tendría objeción en quedar un día para charlar?
Al día siguiente, recibió una respuesta. Podrían quedar un jueves para ver de qué se trataba. Pero tenía que ser un jueves.
De nuevo fue a ver al director de su centro y le explicó que necesitaba un sustituto para el próximo jueves. Le explicó el motivo y el director le concedió con mucho gusto un día para dedicarlo a la investigación. En serio, ¡lo hizo!
La Bastante Buena Maestra fue el siguiente jueves a ver a Mr. Dougis. Este la saludó con una sonrisa amistosa.
- Bienvenida. -dijo, y sonrió- Es estupendo que haya venido hoy. Los jueves, moodleamos.
La Bastante Buena Maestra miró a su alrededor. Había unos veinticinco estudiantes sentados delante de sus computadoras. Parecían tener unos trece años. La mayoría no se percataron de su presencia. Estaban enfrascados en lo que estaban haciendo.
- ¿En qué están trabajando?- preguntó la Bastante Buena Maestra.
- Verá, -dijo Mr. Dougis- en un par de cosas. Algunos trabajan juntos para crear un glosario de términos que se usan en los artículos sobre sucesos corrientes que leemos cada semana.
- Pero ¿Ya saben cómo hacerlo? -preguntó ella- Pensaba que crear un glosario en línea debía de ser un poco complicado para niños de esa edad.
- Si, pero... -dijo Mr. Dougis- hacer esto no es tan difícil como usted cree, con Moodle.
- Ah, sí, Moodle -dijo ella- Leí algo sobre Moodle en el artículo del periódico. ¿Pero qué es exactamente esto de Moodle?
- Moodle es el software que usamos en nuestra clase virtual, -contestó él mientras la conducía hasta un monitor- Mire cómo los estudiantes sólo con rellenar un formulario pueden crear entradas en el glosario. -Y señalando el monitor dijo- Esto es Moodle.
No parecía que los estudiantes tuvieran ningún problema.
- Y aquellos otros estudiantes -dijo Mr Douguis señalando el otro extremo del aula- mantienen un debate en línea sobre la forma en que se combate el terrorismo. Se está convirtiendo en una discusión bastante acalorada -dijo riéndose entre dientes.
- ¿Y cómo mantienen un debate en línea? -preguntó ella.
- Están usando un foro de discusión en el que todos participan e incluso califican las respuestas de los demás de acuerdo a unos criterios que hemos acordado entre todos -contestó él.
- ¿Y pueden hacer eso siendo tan jóvenes? -preguntó ella.
- Algunos de ellos todavía están aprendiendo a abordar el debate desde una posición de crítica constructiva y no tomarse todo lo que se dice como algo personal -explicaba Mr Douguis gesticulando animado- Pero lo vamos consiguiendo con la orientación y motivación adecuadas.
- Verá, yo me refería a si no tienen problemas al tratar con la tecnología -le interrumpió ella.
- ¡Que va! -replicó Mr. Dougis- En Moodle, los foros son fáciles de usar.
Y siguieron igual durante el resto de la clase. Moodle por aquí, Moodle por allá. La Bastante Buena Maestra tuvo que admitir que incluso los estudiantes más jóvenes parecían ser expertos Moodlers. Y casi todos los estudiantes parecían puestos y interesados en sus tareas.
Ella estaba impresionada, pero se preguntaba si todo aquello era realmente tan bueno como parecía.
Durante el descanso, charlaron un poco ante una taza de café y un pastel con crema.
- Cuénteme más acerca de Moodle. -dijo ella.
- Bueno, yo uso Moodle para complementar y mejorar mis lecciones. Puedo, por ejemplo, simplemente colgar documentación en el Aula Virtual con apuntes de repaso, o publicar enlaces a una buena Web relacionada con la lección. O podemos hacer alguna práctica de interacción social, más colaborativa, como ha visto hoy.
- Así que, ¿Moodle le ayuda a hacer algunas cosas de forma diferente? -pregunto ella.
- No! No sólo a hacerlo diferente -corrigió Mr Douguis enfáticamente- ¡A hacerlo mejor! -Exclamó y se terminó el pastel.
- ¿Y cómo lo consigue? -Ella estaba realmente interesada.
- Supongamos, -dijo Mr. Dougis- que estamos discutiendo los efectos del calentamiento global. Yo puedo enviar a mis estudiantes a la biblioteca a hacer una investigación tradicional y podemos discutir en clase lo que han encontrado. Y puedo hacer que los estudiantes confeccionen posters para mostrar lo que han aprendido. Podemos crear en grupo listas de las diez mejores estrategias para luchar contra el calentamiento global. Y podemos asimismo celebrar un debate en clase sobre los efectos del calentamiento global.
- Suena bien. -Dijo la Bastante Buena Maestra- ¿Qué hay de malo en ello?
- ¡No hay nada de malo en ello! -Respondió Mr. Dougis- pero podemos, por ejemplo, ir a Moodle y crear una encuesta acerca del calentamiento global y plantearla a nuestros estudiantes y también a estudiantes de escuelas asociadas que tenemos en Canadá y en Sudáfrica para ver hasta qué punto estamos de acuerdo en este tema. Podemos, diseñar la encuesta juntos, invitar a nuestros centros asociados a participar y organizar un debate con ellos para ver en qué coincidimos y en qué no. Y esa es una gran potencialidad educativa que no tendríamos sin Moodle. ¿No le parece?
La Bastante Buena Maestra estaba de acuerdo. Ella quería usar eso de Moodle con sus estudiantes.
Mr. Dougis le mostró cómo encontrar un servidor Moodle donde montar un Aula Virtual. Ese fin de semana, la Bastante Buena Maestra empezó a dar sus primeros pasos en Moodle, incluso entró en contacto con la comunidad virtual moodle.org que frecuentaban otros maestros de todo el mundo y todo tipo de personas interesadas en eso del Moodle.
Acto 3. La Bastante Buena Maestra empieza a Moodlear
El siguiente viernes, ella y sus estudiantes estaban en la sala de computadoras de su escuela. Ella les mostró como usar un foro de discusión y puso a los estudiantes a discutir sobre la novela que estaban leyendo ese trimestre.
Algunos estudiantes tenían algo interesante que decir. Otros tenían poco que aportar. Hubo algunos comentarios inspirados. Hubo otros mediocres y algunos simplemente absurdos.
La Bastante Buena Maestra estaba decepcionada. ¿Sería que Moodle no era todo lo que pregonaba Mr. Douguis?
Unos días después volvió a intentarlo. Preparó una sala de chat y dijo a los estudiantes que conversaran sobre cualquier cosa, pero que lo hicieran como si fueran personajes de la novela. Algunos estudiantes hicieron un buen papel, pero unos cuantos estudiantes no se tomaron la tarea en serio. Y la sala de chat se volvió muy confusa porque todo el mundo hablaba a la vez. Francamente la lección fue un fiasco.
La Bastante Buena Maestra ya no creía que Moodle era tan fantástico como creía Mr. Dougis. Disgustada como estaba, le envió un email contándoselo.
Acto 4. Mr. Douguis, tienes un email
Ella recibió una respuesta rápida: "Pareces enfadada" Escribió Mr. Douguis.
La Bastante Buena Maestra volvió a la carga: "Estoy enfadada. Y no creo que Moodle sea adecuado para mis estudiantes."
El intercambio de emails continuó.
- Tal vez. -respondió él- Pero dime, ¿hicieron tus estudiantes lo que les pediste que hicieran?
- ¿Qué quieres decir? -Preguntó la Bastante Buena Maestra.
- Bien, cuando les pediste que discutieran la novela en el foro, ¿lo hicieron?
- Sí supongo que lo hicieron. -Respondió ella.
- Y cuando les dijiste que charlaran sobre la novela... -continuó Douguis a la carga- ¿lo hicieron?
- La mayor parte de ellos, lo hizo.
- Y entonces, ¿dónde esta el problema? -Preguntó Mr. Dougis.
Y era una buena pregunta.
- Bueno, -escribió ella- los estudiantes no parecían muy emocionados con las lecciones y no creo que aprendieran demasiado, tampoco.
- ¿Y eso no sucede nunca en tus clases tradicionales? -preguntó Mr. Dougis.
Ahora ella estaba ofendida, enojada y indignada. "¡Casi nunca!" -fue la respuesta airada.
- ¿Por qué no? -preguntó Mr. Dougis jugando con fuego.
La primera reacción fue pensar en una respuesta mordaz, con mala uva. Pero después de un rato se calmó y empezó a pensar en ello.
Normalmente sus lecciones tenían algo parecido a un inicio, una trama y un desenlace. Estaban bien estructuradas y los estudiantes sabían qué esperar de ellas. Así que escribió esto en su comedida respuesta a la pregunta de Mr. Dougis.
- Y puedes decir honestamente lo mismo de tus dos lecciones con Moodle. -Respondió Mr. Dougis, quien realmente no conocía el miedo.
Pero ella sabía que Mr. Dougis estaba en lo cierto. Ella había esperado que Moodle ejerciera una especie de magia en sus estudiantes. Ella no había preparado las lecciones Moodle como sus lecciones habituales de Bastante Buena Maestra.
- ¿Y qué aconsejarías a tus estudiantes en una situación como esta? -Preguntó Mr. Dougis para terminar.
Seguramente otra persona hubiera mandado a Mr. Dougis y al Moodle a freír espárragos. Pero ella era una Bastante Buena Maestra y decidió darle a Moodle otra oportunidad.
Acto 5. La Bastante Buena Maestra contraataca.
Acto 5. Escena 1. Las tres preguntas y la libreta de papel cuadriculado
Esta vez se preguntó: "¿Qué quiero que aprendan mis estudiantes?" Y escribió sus objetivos, con un lápiz en una libreta de papel cuadriculado.
Entonces se volvió a preguntar: "Qué recursos van a necesitar para que la lección funcione?" Escribió la lista en la libreta se puso a recopilar y organizar los recursos en su Aula Virtual.
Al final se preguntó de nuevo: "¿Qué quiero que hagan mis estudiantes? ¿Qué tienen que hacer para conseguir mi objetivo?" Lo escribió en la libreta y luego se puso a diseñar sus actividades.
Acto 5 Escena 2. Manos a la obra.
La Bastante Buena Maestra quería que sus estudiantes reconocieran e identificaran la importancia del conflicto en la novela. Encontró un par de buenos recursos en línea para dar información adicional a los estudiantes y redactó algunas notas orientativas para que supieran qué debían buscar en esas Webs.
Además ella quería crear una página Web para cada conflicto relevante que ocurría en la novela. En cada página se podría describir el conflicto y sugerir distintas formas de resolverlo. Ella creó un wiki donde sus estudiantes podrían hacer eso.
Antes de ir al laboratorio ella debatió la lección con sus estudiantes y les mostró cómo trabajar en un wiki. Para ello usó su nuevo proyector LCD "supercool".
Ella publicó instrucciones precisas acerca de la lección en el Aula Virtual como refuerzo a lo dicho en clase (e inconscientemente como contrato con los estudiantes).
Al día siguiente fueron al aula de informática.
La Bastante Buena Maestra se alegró de ver cómo esta lección fue mucho mejor. Algunos de los estudiantes tuvieron algunos problemas al principio para acostumbrarse al wiki, la mayoría de ellos le cogieron el hilo muy desprisa y daba gusto ver cómo se ayudaban unos a otros a ponerse manos a la obra.
Después de tres cuartos de hora, casi todos los estudiantes habían contribuido a la wiki. Algunas de las páginas eran sorprendentemente buenas.
A medida que la Bastante Buena Maestra paseaba por el aula, iba animando a los estudiantes elogiando su trabajo. Por supuesto, también tuvo que recordar a un par de ellos que jugar al "Bomberman" en el ordenador no era parte de la lección.
Aunque no podía decirse que la lección hubiera sido perfecta, la Bastante Buena Maestra estaba satisfecha. Los estudiantes no sólo habían aprendido un montón, sino que ¡hasta parecía que les gustaba hacerlo!
Esa tarde, ella volvió a entrar en la wiki y releyó algunas de las páginas y se sorprendió al ver que algunos de los estudiantes habían continuado trabajando en sus páginas desde casa. Habían añadido gráficos, fotos y enlaces a la Web. Habían formateado el texto, de forma algo chocante, pero entusiasta. Ella no lo había propuesto como tarea, ¡ellos simplemente querían hacerlo! (Y esto no es ficción amigos, ¡sucede de verdad!)
Y la Bastante Buena Maestra sonrió un poco.
Acto 6. Al día siguiente
Al día siguiente en clase, algunos estudiantes estaban entusiasmados con Moodle. Uno dijo, "cuando mi padre me preguntó qué había hecho en la escuela, le enseñé la wiki. ¡Le pareció estupendo!" Era evidente que estaban orgullosos de su trabajo, del trabajo de toda la clase.
Y la Bastante Buena Maestra empezaba a sentirse realmente bien.
- Profe, ¿podemos ir hoy a la sala de computadoras?" -dijo uno de los estudiantes. Y esta vez no era uno de los jugadores de "Bomberman".
- No -respondió ella- Hoy no, pero podemos ir la semana que viene. ¿Les parece bien?
Cuando dijeron todos que sí, ella no se sorprendió demasiado.
- Mientras tanto -sugirió- podríamos pensar en un nombre para nuestra clase virtual.
Sus alumnos pensaron en varias buenas posibilidades y decidieron votar por la mejor. La Bastante Buena Maestra les dijo:
- No tenemos que votar ahora mismo. Lo podemos votar en el Aula Virtual y tomarnos unos días para decidir.
A la mayoría les pareció una buena idea pero un par de ellos no parecían muy contentos con ésto.
- ¿Algo no va bien? -preguntó la Bastante Buena Maestra a uno de ellos al salir de clase.
- Es que no tengo conexión a Internet en casa y no podré votar -dijo una estudiante.
La Bastante Buena Maestra no había pensado en ello. Pero ella tenía una conexión en clase y había unos cuantos computadores con conexión en la biblioteca del centro.
- ¿Por qué no vienes por aquí cuando acaben las clases y usas nuestro computador cuando quieras entrar en el Moodle? ¿O si quieres, te puedo firmar un pase para la biblioteca para que puedas ir en horas de clase cuando tengamos tiempo de sobra.
- ¡Gracias! -dijo la niña sonriendo- Me pasaré por la aula después de clase.
Y así lo hizo. Al final de las clases la niña acudió al aula con una amiga.
- Tú no estas en mi clase. ¿Verdad? -La acosó la Bastante Buena Maestra.
- No, -dijo la amiga- pero esto parece divertido.
Y la Bastante Buena Maestra estaba que se salía de contenta.
Acto 7. Siguieron con Moodle
Y así fue... Con el tiempo Moodle se convirtió en una parte importante de la clase. La Bastante Buena Maestra empezó a publicar los temarios y calendarios de clase en Moodle. Nada fuera de lo normal, pero los padres lo valoraron positivamente, algunos pidieron que lo hicieran el resto de los maestros en una reunión del consejo escolar, que como de costumbre fue poco brillante y muy acalorada.
Al cabo de un tiempo empezó a usar los cuestionarios para ayudar a los estudiantes a practicar los exámenes. Los estudiantes empezaron a colaborar con otra clase (que también había adoptado Moodle) preparando artículos del periódico de la escuela. Enviaban borradores de artículos para que sus compañeros los revisaran y debatieran en línea. Algunos estudiantes incluso usaron el chat para ayudarse con las tareas y al estudiar. Y cuando descubrieron la mensajería instantánea y los blogs, las cosas se salieron de madre.
Después de unos meses parecía que Moodle siempre había estado ahí, como los bancos del patio o la señora del kiosco. Usar Moodle en su actividad escolar (y extraescolar) era algo cotidiano y divertido.
Y otros profesores en la escuela empezaron a Moodlear. Los más tecnófilos con sus portátiles se conectaban por WiFi desde la cafetería, los que no tenían WiFi salían menos del despacho.
Acto 8. Intercambio de papeles
Un día la Bastante Buena Maestra se encontró con Mr. Douguis en la pescadería. Ella le explicó lo bien que le iban las cosas y le dio las gracias por mostrarle Moodle. La Bastante Buena Maestra empezó a hablarle de nuevos módulos, hechos por miembros de la comunidad Moodle, que había usado con éxito. Podcasting para retransmitir lecciones orales, e incluso ensayos del coro.... Netpublish, Wikibooks, portfolios y un módulo para gestión de proyectos que usaba un primo suyo en la universidad.
- No sabía que existían esos módulos. -dijo Mr. Douguis- ¡Está usted muy puesta en el tema!
- ¿En serio? -dijo la Bastante Buena Maestra agradablemente sorprendida por este intercambio de papeles- ¿Sabe qué podemos hacer? Deberíamos montar un foro donde podamos compartir estas experiencias con más regularidad.
- Sí, es una gran idea. Hagámoslo, -contestó Mr. Dougis, que estaba manifiestamente complacido- ¿Sabe? Me parece que usted se ha convertido en una Muy Buena Maestra.
Epílogo
La Muy Buena Maestra tuvo que batallar bastante con el consejo escolar y con el director del centro, pero al final consiguió que le dieran unos días de permiso y le pagaran los desplazamientos a la siguiente MoodleMoot donde la Muy Buena Maestra dio una charla sobre sus experiencias con Moodle a toda la comunidad.
Tomado 'prestado' de: http://docs.moodle.org
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